martes, 24 de febrero de 2009

CAPITULO4

CAPÍTULO 4 TRATO
Gemia, la directora de la academia, avanzaba en la noche hacia la cueva con su tatuaje de fuego azul iluminándole el camino, y cada paso le acercaba más al portal de una tenue luz cambiante entre rosa y verde, al pie de la cueva. Ya en el otro lado, y tras acostumbrarse al cambio de luz, se volvió hacia la estatua de al lado, que representaba a un mitad vampiro, mitad hombre lobo, y le consultó:
-¿puedo hablar con Mins?, ¿o ya no es el líder condenado?
-puedes, si tu crees que puedes; si, lo sigue siendo.
Tras estas incoherentes palabras, Gemia pasó por la boca de la estatua, pues esta tenía un encantamiento que la hacia mayor a medida que te acercabas, y pasó directamente a una sala con un trono, en el cual se encontraba con una sonrisa insufriblemente triunfante y desafiante el gran líder de los condenados: Mins. Este tenía un aspecto peculiar, como el de la estatua de la entrada, alas de murciélago gigante, y pelaje de hombre lobo; pero con la cabeza de un dragón, ojos felinos, y la capa tradicional entre los magos que conseguían un puesto de categoría. A diferencia de sus sirvientes, no se armó ni tomó posiciones en la estancia al ver llegar a Gemia; sino que invocó presumidamente un asiento, y se lo tendió frente a él, invitándola a charlar.
-buenas, directora, ¿Qué tal to por su academia? ¿han aniquilado a alguna especie últimamente?
-te recuerdo que yo me opuse a la extinción de las razas de condenados, y que soy la única superviviente del consejo que la ordenó. Y también sabes que yo no me arriesgaría por una nadería a venir aquí. E venido a comunicaros que una nueva arma a sido encontrada hace poco, un arma que nos puede ayudar contra los espectros y los seres del no ser. Pero aún le faltan ciertas preparaciones, retoques necesarios para que no destruya nada más, y necesitamos vuestra ayuda para ello, pues ciertos retoques habréis de darlos vosotros, y ciertas partes malignas se nos han sido vedadas pero a vosotros no, y seréis los encargados de añadirlas sin peligro.
-nosotros solos nos valemos para ocuparnos de los no seres, hasta ahora, nos hemos defendido decentemente, y ellos no avanzan. ¿Por qué abríamos de distorsionar los acontecimientos si nos va bien por libre?
-sencillo, si no colaboráis en la construcción de esta arma, también os afectara a vosotros, ya que no dispondrá de los “retoques” necesarios. Y esta arma es de un tal poder, que os destruirá, aunque de paso destruya a los ladrones de energía.
-En ese caso, en medio año tendré listas las tropas para atacar a la desesperada a los ladrones de energía, y en otro medio, tendré listos a los sabios condenados para que perfilen el arma.
-¿es esto un trato?
-es un pacto, en los tratos todas las partes reciben algo, pero en los pactos, todas las partes colaboran. Y más os vale a los “académicos” respetar el pacto, o no dudaremos esta vez en llamarle, y ya sabéis que no le gusta que le llamen, y os destruirá, ya que nos dará la razón.
-El pacto se respetará. Cuando estemos listos, volveremos a vernos; adiós.
-Espera. De momento hemos hecho el pacto, ahora toca el trato.
-Habla.
-Quiero una cita con el líder de los piels.
-¿Pero no estabais en contacto con el general que los dirige?
-Si, pero esto no creo que le interese demasiado, y prefiero no arriesgarme.
-¿Y que recibiremos a cambio?
-Una cita con el sabio durmiente.
-¿en serio?
-si.
-¡¡¡¡hecho!!!!
-No se porque siempre habéis querido concertaros con el primer condenado.
-¿Y por qué cedéis ahora?
-En realidad a sido idea suya, tendrás que preguntárselo a él.
-Lo haré. Dale recuerdos de mi parte entonces.
-No hará falta.