lunes, 2 de marzo de 2009

CAPITULO5

CAPÍTULO 5 PRUEBA.
Iniciando ya su segundo año en la academia, Atos ya dominaba totalmente 4 de las cinco magias, la única que se le resistía, era la magia divina, en la cual, a pesar de todo, ya tenía el nivel de un sacerdote decente. Sus maestros ya le habían comunicado hacía tan solo unos días, que la semana siguiente empezaría con unos nuevos maestros, los condenados. Al buscar quienes eran los condenados en los archivos de la academia, no encontró nada, salvo en el libro “Misterios de la naturaleza y sus alteraciones mágicas; en este libro, decían que es una mezcla de razas, a la que la magia le obliga a servirse de otros seres para sobrevivir. Al preguntarle a la directora, lo único que le contó fue que son peligrosos, y que tendría que adaptarse a sus costumbres mientras estuviese con ellos.
Ya al anochecer, en el día en que sería convocado para conocer a sus nuevos maestros, le llamaron para el traspaso de sala, con el que le llevarían a la habitación en la que los condenados le enseñarían. Al llegar a la espaciosa sala principal, sus maestros estaban creando un portal; primero, estaban utilizando la tercera magia, con el orden de protección, traslado, y manejo intencionado, luego la segunda, luego la primera, y por ultimo, la divina, con la que impedían el paso a entes perdidos (antiguos dioses debilitados, y criaturas del no ser menores).
Al terminar el portal, Atos avanzó decididamente hacia él, y con la intención de someter al portal, lo cruzó. Mientras cruzaba, por otro portal, un condenado les llevó el mensaje a la academia de que ya estaban preparados.
Al llegar, vio que era una sala pequeña, al menos hasta donde alcanzaba su vista, pero al acercarse a la pared, descubrió que en realidad la habitación no tenía límites, pues era una sala encantada, en la que solo su creador puede permitir el paso de otros, una especie de mundo privado, habilitado para que el aprendiese eso que era tan importante que le enseñaran los condenados.
Mientras inspeccionaba la sala, empezaron a aparecer varios portales, cuya luz le impedía ver, y cuando ya pudo enfocar la mirada, se encontró rodeado de figuras encapuchadas. Una se adelantó y le habló:
-bienvenido Atos, esta será tu primera clase. Las preguntas que tengas hazlas ahora.
-¿por qué vas tan al grano, si apenas me has saludado? Una cosa es tener prisa y saltarse alguna formalidad, pero otra es pasar de la buena educación a la descortesía.
-no acostumbramos a los pequeños matices de las conversaciones humanas, son banales, innecesarias. Te deberían haber advertido que diferimos bastante en costumbres, y si no tienes preguntas más interesantes, es que nos informaron mal sobre tu inteligencia.
-bueno, ¿te parece más interesante que te pregunte qué me vais a enseñar vosotros que no puedan enseñarme los magos de la academia?
-eso está mejor, ¿no te has preguntado como unas simples deformaciones y mezclas de razas que somos los “condenados” podemos resistir los ataques de tu preciada academia?
-sí, me lo preguntaba, pero imaginaba que también tendríais magos poderosos, que os ayudarán ha defenderos de ellos.
-pues resulta que no todo se reduce a magia, inteligencia y materia.
-eso contradice todo lo que me han enseñado en la academia. Si me habéis traído aquí para engañarme y que no pueda servir a la academia, tendréis que enfrentaros por la fuerza. Si resistís mis ataques, entonces ya hablaremos de esas otras fuerzas que vosotros insinuáis.
Acto seguido, en ese ataque de inexplicable furia, empezó a lanzar descargas mágicas contra ellos, que las detenían con insultante facilidad, mientras que a sus maestros les costaba defenderse en las prácticas de duelos. Cuando ya llevaba un rato atacándoles, una fuerza que ni siquiera pudo sentir, le inmovilizó. Y debido a su gran desperdicio de energía, no tenía fuerzas para liberarse por la magia de la materia, la cual, dedujo, era la que le mantenía inmóvil. Entonces, el encapuchado que le había hablado antes, volvió a hablar:
-¿entiendes ahora por qué te han mandado a que te enseñemos? Nuestro dominio de las tres magias comunes es ínfimo, excepto, claro esta, en nuestros magos. Pero absolutamente todos los condenados hemos sido entrenados en el arte de la magia de la materia, y únicamente con esa magia, se puede vencer a cualquier otro, ya que se basa en un control absoluto de tu cuerpo, y con él puedes hacer lo que te de la gana, como quitarle toda la energía, darle más, cambiarle la forma, hacerle desaparecer… y más cosas que ya aprenderás. De momento te tenemos que poner a prueba, y si no puedes derrotar a tu rival, no te enseñaremos, ya que no merecerá la pena.
-entonces, ¿solo me vais a enseñar a controlar la magia de la materia? Por lo que habías dicho de que hay más cosas aparte de materia, magia e inteligencia, creía que me enseñaríais algo que no tuviese nada que ver.
-y así es, pero el guerrero del dios es el que se encarga de esa parte, así que primero debes poder enfrentarte a cualquiera con las 5 magias, pues mientras utilizas esa clase de habilidad, si no te has protegido, pueden matarte. De momento, te hemos traído una sorpresita, ya que casualmente éste estaba patrullando cerca, y te lo hemos podido traer antes de lo que teníamos previsto.
Entonces, los otros encapuchados se pusieron a formar una cúpula defensiva, y el portavoz volvió ha hablar:
-recuerda ese ataque inexplicable de ira de antes, piensa en cómo te lo hemos podido provocar mediante la magia de la materia, y úsalo para destruirle. Por joven que seas, por miedo que tengas a morir, si tu talento es tan prodigioso, podrás ganar.
Antes de que tuviera tiempo de prepararse, una silueta apareció en la cúpula, que parecía tener toda la negrura posible, pero que a pesar de ello tenía sombra, y su sombra era como un humano, solo que especialmente luminoso, como si de un capricho para deleite del creador se tratara.
-¿Qué es esto? ¿Cómo puede ser que nunca haya visto ni oído hablar de estas criaturas?
-son los no seres, un espectro en concreto, su infantería ligera. Si has de enfrentarte por primera vez a alguno de ellos, mejor que sea uno tan débil.
-¿y cómo se les mata?
-sólo hay tres formas, a golpe de voluntad, siendo uno de ellos, y la magia divina. Hay hechizos que pueden bloquearlos, pero no les matarán, ya que los hechizos requieren energía, y si un hechizo les afecta directamente, absorberán la energía del hechizo.
-¿y un hechizo de absorción de energía? ¿y si corrompo su mente para que derrochen su propia energía?
-funcionaría, si no fuese porque ellos no son de la misma dimensión que nosotros. En su dimensión, toda energía suelta la absorbe la materia, y la única forma que tienes de afectarles con tus hechizos, es corromper la energía, con la primera magia, pero aunque eso los debilite, no los matará. Debes ordenarles mediante la magia divina que dejen de existir, o hacer una guerra de voluntades, ya que las armas comunes tampoco le afectarán. Yo te recomiendo leerle el pensamiento.
Atos se concentró, e intentó descifrar los pensamientos de la criatura que tenía enfrente, pero nunca se había topado con una criatura inmaterial, por lo que no podía entender su cerebro. Aun así, se le ocurrió debilitarlo antes de lanzarle un ataque mental, e hizo el conjuro que quitaba la capacidad de movimiento, lo que le quitaría energía indirectamente al espectro, y funcionó, pero seguía acercándose, aunque lo hiciera más lento. Entonces se le ocurrió combinar la magia divina con la magia de la materia y la tercera magia, e hizo un conjuro que le paralizaría progresivamente al espectro, y empezó a visualizar el plano divino, en el que en vez de ver la habitual alma blanquiazul, vio un alma oscura, con un toque rojizo, y cuyo bloqueo contra ataques divinos era sólido, como de piedra, entonces, se le ocurrió utilizar la magia de la materia y cambió la densidad de su lanza mental, de forma que destruiría la defensa del espectro…¡funcionó! El espectro chilló de dolor, y empezó a desvanecerse, pero estaba demasiado cerca de él, y podría arrastrarle con él a la muerte. Se le ocurrió utilizar la brecha que le había provocado en el campo divino para ordenarle que se alejara y autodestruyera, con lo que se salvaría, y al hacerlo, el resultado fue inmediato, su orden le destruyó al instante.
Al terminar, la cúpula de duelo desapareció, y un murmullo de aprobación recorrió la sala, pero el portavoz, al ver su cara de desconcierto, se bajó la capucha con el ceño fruncido, y le habló:
-no sabes como has vencido-dijo con voz acusadora.
-cierto, pero estoy aquí para aprender, ¿por qué no me lo explicas?
-has usado tu voluntad.
-¿perdone?
-si, si, tu voluntad. Tu decisión a abrirle la mente es lo que le ha impedido defenderse de tu ataque mental. Si no hubieses estado seguro de qué hacer, aunque no supieras el resultado, te podría haber rechazado. Pero debes entender, que la parte de ti que llamas alma, aquella unida al creador, no tiene nada que ver con la voluntad, es más, dificulta la voluntad, y te impide tener claro sin duda alguna lo que has de hacer, y que por mucho que avances en todas las magias y ciencias, y aunque consigas ser invencible para cualquier criatura, nunca podrás la gloria sobre todos a fuerza de voluntad; tendrás que conformarte con ser el 5 más poderoso, ya que al Creador no se le puede igualar, a los dos dioses conquistadores tampoco, y el guerrero es invencible, excepto para el Creador. Si por casualidad te enfrentases a alguno de estos, morirás, y será una muerte en cuerpo y alma. Lucha solo contra quien tenga alma, y vencerás, aspira a más, y desaparecerás.
-¿no podría simplemente dedicarme a sembrar el orden, tanto entre los seres y los no seres?
-puedes, pero no debes. Tú, has nacido para ayudar a los seres, y nada más. Los condenados somos el punto medio, ni seres, ni no seres. Somos el No, junto al Guerrero, y el No, nunca escoge un lado, se queda en el medio para impartir la verdad del mundo que ningún bando admite, y quien quiera lidiar con todos los bandos, deberá lidiar con nosotros, o ser uno de nosotros.
-En ese caso, enseñadme más, me quedaré con vosotros hasta que ya no pueda mejorar más, y luego decidiré, puesto que entonces estaré preparado para ello.