domingo, 1 de febrero de 2009

CAPITULO1

CAPITULO 1 REVELACIÓN


Atos, sin saber aún porqué estaba ahí, entró en la tienda de los ilusionistas, y esperó en la cola, que según sus padres, era importante que siguiera. Al rato, empieza a observar la tienda, y descubrió que era mucho mayor de lo que parecía por fuera, y que en ella flotaba una corriente extraña. Estuvo pensando en esto hasta que le dio por fijarse en lo que pasaba al principio de la cola, y esto le extrañó aún más, ya que al llegar a primera posición, a unos les indicaban que esperasen, y a otros no. Cuando llegó, sintió la dichosa corriente, y le dijeron que esperara.

De los elegidos, 31 en total, fueron pasando uno por uno hasta una habitación separada dentro de la tienda, y al llegarle el turno a Atos, éste sintió de nuevo la corriente, pero esta vez como un invasor en su propio cuerpo, y cuando pensó que la corriente había llegado demasiado profundo dentro de él, la expulsó sin problemas, y le pidieron que esperara. Del nuevo grupo, quedaron 13.

Al rato, los hombres de la tienda, sacaron unos bancos de no se sabía donde, y, pidiéndoles que se sentaran, empezaron ha hablar:

-buenos días señores, les hemos reunido hoy aquí para hablarles de su destino, y de cosas nuevas, pero naturales, para ustedes; lo que quiero decir, es que poseen el don de la magia, de la primera magia, cuyas bases aún no conocen, y que se les revelará durante su entrenamiento. Lo que hoy hemos hecho, a sido seleccionar primero a quienes tienen el don, y luego, a los que tenían suficiente estabilidad mental como para usarlo sin ponerse en peligro a si mismos ni a los de su alrededor. Ahora solo queda seleccionar a aquellos de ustedes que estén dispuestos a renunciar a su familia y a sus otros lazos por voluntad propia, para venir a estudiar a la academia, de la cual no saldrán hasta que su formación esté terminada, lo que suele durar 20 años. Ahora vuelvan a sus casas, y vuelvan en una semana si su elección es el estudio.

Atos, tras esta inesperada, pero predecible revelación, salió de allí, y se fue a casa con sus padres. Durante el resto de la semana, él y sus padres discutieron sobre el asunto:

-hijo, eres libre de irte, no te podemos retener, pero si lo que quieres es quedarte lo que te espera es una vida feliz, sencilla y probablemente corta; y en caso contrario, lo que te espera es una vida dedicada al mundo y su comprensión que no te permitirá estar triste únicamente por el exceso de trabajo, y aprenderás a alargar tu vida, aunque será lejos de tu familia. Solo tú puedes elegir.

-cariño, no puedes elegir llevar la carga del mundo a tan tierna edad, a tu edad deberías quedarte con tus padres y ser cuidado por ellos; no obstante, si eliges irte, serás capaz de cuidarte mucho mejor a ti mismo en un futuro. Pero como a dicho tu padre, la elección es tuya.

Al final de la semana, Atos, fue a ver a sus padres y les dijo:

-ya lo e decidido, me voy. En este mundo no importa lo que uno quiera, sino lo que los demás quieran o esperen de ti, y puesto que todo el mundo querría tener a alguien que velase por él, yo velaré por todo el mundo, a ser posible, incluso por los que también tienen poder. Karis, Rina, adiós.

Seguidamente, Atos, fue directo al pueblo, donde esperaban los magos, y él y otros 8 niños del pueblo, partieron hacia la academia, situada cerca de allí casualmente, ya que las cuatro estaciones del año se juntaban en ese lugar, y además, una gran fuente de poder se situaba por allí: un portal a la dimensión de los seres extracorporales creado por estos y por una de las cuatro razas inmortales inferiores a los dioses llamadas comúnmente elfos.

En el camino, conoció a un mago, de nombre Zrim, que le explicó que en la academia sólo los alumnos más experimentados tenían libertad total, y que solo los que tuvieran su formación acabada podían salir y tener permitido volver. También conoció a los otros 8 compañeros, y, en tan poco tiempo tubo oportunidad de destacar algo en cada uno: Galem el buen humorado, Kresi la ingeniosa, y otros por el estilo, pero ninguno parecía tener el ansia de comprensión de la que él disponía, ni el libre pensamiento que le impedía ser un humano total de mente. A pesar de ello, Koll el rápido, y Yanís la estudiosa le cayeron mejor que ningún otro, y ya eran amigos incluso antes de entrar, pero ninguno tendría tanto el cariño de Atos como un estudiante avanzado al que permitieron salir al “reclutamiento”, Kolge el cachondo, cuyas chorradas continuas le divertían sobremanera.

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